3 de junio de 2021 – Día Mundial de la Bicicleta

El Día Mundial de la Bicicleta, que se celebra cada año el 3 de junio, es el acontecimiento anual más importante de las Naciones Unidas destinado a promover la concienciación sobre la importancia vital de la bicicleta en todo el mundo: un día muy especial en el que la bicicleta se convierte en protagonista, fomenta la implicación de muchos y se muestra, incluso a los que no la conocen, como una de las ideas más importantes de la historia del planeta.

La resolución sobre el establecimiento de este evento se aprobó en 2018 con el voto favorable de los 193 miembros de las Naciones Unidas, que reconocieron la «singularidad, longevidad y versatilidad» de la bicicleta y la calificaron no sólo de «sencilla, asequible, fiable y sostenible», sino también de «herramienta de desarrollo y medio de acceso a la educación, la salud y el deporte».

Hoy en día, la bicicleta se ha convertido en un símbolo del transporte sostenible, transmite un mensaje que fomenta el consumo y la producción sostenibles, y tiene un indiscutible impacto positivo en el clima.
La resolución concluye pidiendo a los Estados miembros que presten especial atención a la bicicleta en sus planes de desarrollo y que la incluyan en las políticas de desarrollo a nivel internacional, nacional, regional y local.

Son muchas las razones por las que las Naciones Unidas decidieron instaurar este Día Mundial de la Bicicleta, y todas ellas son importantes. En efecto, ya nadie duda de que se trata de una herramienta con un potencial muy elevado, muy útil desde el punto de vista social y económico, así como desde el punto de vista de la salud de sus usuarios y del medio ambiente. Además, es en realidad una herramienta que puede resolver una serie de problemas globales, de los cuales el tráfico, la contaminación atmosférica y el sedentarismo son los principales.

Que conste que la participación de muchas ciudades de todo el mundo (grandes o pequeñas) en el Día de la Bicicleta de este año ha sido sin duda un éxito -compatible con todas las restricciones y límites impuestos por la pandemia, desgraciadamente aún en curso-, pero este no es el dato más interesante: el evento contó con la participación de ciudadanos, asociaciones ecologistas y de accesibilidad, gobiernos locales, empresas y otras organizaciones que decidieron contribuir a hacer del evento una oportunidad para promover el uso de la bicicleta en la vida cotidiana y el ciclismo en el territorio.

En la práctica, innumerables entusiastas del ciclismo han tomado medidas para hacer de su país un país amigo de las bicicletas, en el que éstas son una oportunidad para experimentar el espacio respetando a los demás y al medio ambiente.

No dejaron de aprovechar la ocasión para celebrar la bicicleta, su valor, sus formas (urbana, deportiva, sanitaria, medioambiental, etc.), convirtiéndola en el centro del debate y de las prácticas cotidianas, en un medio de crear relaciones, de apoyar la economía local, de valorizar el territorio, de mejorar la calidad del espacio público y de restaurar el aire limpio en todas partes.


Todos los participantes en el evento de la ONU pidieron básicamente ciudades más seguras, en las que sea más fácil desplazarse a pie y en bicicleta, en las que la movilidad activa esté al alcance de todos, y en las que la bicicleta sea un medio para promover la calidad de vida: en resumen, no dejaron pasar la oportunidad de prestar su apoyo a la creación de un mejor medio ambiente y un mejor planeta para todos los que viven en él.