A pesar del calor sofocante de estas semanas de mediados de agosto, y la constante amenaza de una segunda oleada de la pandemia, el Primer Ministro británico Boris Johnson está ocupando silenciosamente la escena política internacional, con un plan ambicioso y valiente que, según él, «provocará el cambio más radical para las ciudades británicas desde la llegada del coche».
Pasando de las palabras a los hechos, Johnson pone 2 mil millones de libras en la mesa para hacer de Gran Bretaña un país más ciclista con el objetivo de (estas son sus palabras) «construir una nación más saludable y activa, a través de una infraestructura y formación adecuadas, para garantizar a la gran mayoría de la gente la seguridad de viajar sobre las dos ruedas y tocar los beneficios de la bicicleta no sólo desde el punto de vista medioambiental sino sobre todo desde el punto de vista de la salud».

Aquí están los puntos clave para la implementación del proyecto:
- Reescribir el código de circulación para favorecer a los ciclistas y peatones
- La calidad de la infraestructura ciclista supervisada por un organismo dedicado
- Un manual específico con directrices para la infraestructura de la bicicleta
- La seguridad de la bicicleta para los niños y los ancianos en cada municipio mediante cursos dedicados
- La posibilidad de prescribir el uso de la bicicleta como medicamento para la salud, y bienestar general
El plan aún no ha sido votado por el Parlamento Británico, pero parece que el el Primer Ministro tiene una gran mayoría a favor de la iniciativa.
Hay que decir en este punto que el inquilino de Downing Street se conoce para hazañas impredecibles o extravagantes (como la forma en que se comportó en los últimos eventos de Brexit) o para algunas opiniones originales sobre cómo luchar contra el coronavirus (del que milagrosamente salió ileso), pero no podemos olvidar que el primer ministro británico es un ciclista apasionado, que es un principal exponente en el campo del ciclismo urbano, y que durante su doble mandato como alcalde de Londres (de 2008 a 2016) ha gastado muchas energías en el Bike sharing y la sostenibilidad, tanto que la flota de bicicletas compartidas ciudadanas había sido apodada Boris Bikies.

Que se añada que – también recientemente – nunca perdió la oportunidad de impulsar la movilidad ciclista como una de las mejores medicinas contra la obesidad que es una de las plagas de la población inglesa.