La prensa informa de que el 22 de marzo se inauguró el primer Banco de Bicicletas en un barrio del extremo sur de la periferia de Rotterdam (Het Gemaal op zuid), una zona en la que el nivel de dificultades económicas de sus habitantes es muy alto y generalizado, y en la que -según las estadísticas de la administración local- sólo 2 de cada 3 residentes son propietarios de una bicicleta, frente a 3 de cada 4 del resto de los habitantes de la ciudad, y frente a la media nacional de 1,5 bicicletas por persona.
En definitiva, el «banco de bicicletas» está formado por una estructura organizativa multifuncional, que pretende eliminar, a través de toda una serie de intervenciones e iniciativas, las condiciones (económicas, sociales, culturales, laborales, medioambientales y muchas más) que impiden que miles de ciudadanos disfruten de las múltiples ventajas y del mejor estilo de vida que ofrece el medio de locomoción más moderno, completo, versátil y útil que es la bicicleta.
La primera intervención importante que se realiza consiste en donar a los no propietarios, una de las 100 bicicletas ofrecidas a la estructura por la administración local o una de esas incluso numerosas bicicletas, ofrecidas por el Touring Club holandés, con el fin de facilitar la circulación del beneficiario en la ciudad o en el lugar de trabajo, permitiendo más oportunidades de llegar a la escuela, al trabajo o al centro de la ciudad para sus posibles necesidades, haciendo de esta manera que la bicicleta sea un medio a disposición de la mayor cantidad de personas posible. Además, el Banco alquila o cede temporalmente y de forma gratuita una bicicleta usada a quienes estén dispuestos a realizar voluntariamente trabajos de asistencia y presencia en la instalación, en beneficio de quienes la necesiten y acudan a ella en busca de cualquier tipo de ayuda. En el Banco, también se ofrecen revisiones para reparar cualquier avería de la bicicleta para mejorar su uso a lo largo del tiempo y mantener su eficiencia, al tiempo que se establecen «cursos nocturnos» de mantenimiento aplicado y mecánica de la bicicleta, así como sobre la gestión de un negocio, con el fin de preparar y facilitar la apertura de otros «Bancos» en otras zonas de la ciudad. Por último, no debemos subestimar el hecho de que la estructura -a través de la realización de estas y otras actividades- califica e inevitablemente se comporta como un «centro cultural» y de encuentro, donde también se abordan cuestiones relacionadas con el transporte urbano, y donde trabajando de esta manera, al final se puede transformar a un buen número de ciudadanos orientados al automóvil en defensores del espacio y de la habitabilidad del medio ambiente, conscientes y responsables, precisamente a través del uso de la bicicleta.

Además hay que añadir que no se trata de una iniciativa absolutamente nueva para los Países Bajos, aunque sea por la multiplicidad de objetivos que se pretende alcanzar, por la meticulosa articulación interna de los que deben operar y por el mejor uso de las técnicas publicitarias en la difusión generalizada de la información. Hay que recordar que existe un precedente ilustre en este sentido, que se remonta al año 2014, en el que cada año, para los residentes que se encuentran en condiciones difíciles, el «Banco» local dona una bicicleta (varios centenares que se dispensan para este fin), haciendo que este vehículo sea accesible a todos y especialmente a aquellos que realmente lo necesitan. La experiencia anterior -que desde entonces ha recibido un apoyo unánime- comenzó en Maastricht, una tranquila ciudad de Limburgo, a 168 km de Rotterdam, donde se redactó el Tratado que entró en vigor en noviembre de 1993 y que ya había sido nominada como Capital Europea de la Cultura en 2018.
Muoversi in bici, si va affermando sempre più come il modo migliore e più esaltante, per conoscere tranquillamente una nuova città, passando da un quartiere
all’altro, osservando le persone, frequentando piccoli e graziosi bar, scegliendo con cura ristoranti simpatici e speciali e soprattutto oziando e passeggiando negli straordinari parchi cittadini curati sempre alla perfezione, che accrescono il prestigio di una offerta turistica che le città rendono sempre più raffinata perchè strategica : perchè aiuta a migliorare la qualità dell’ambiente ed il benessere fisico delle persone coinvolte a cui – proprio attraverso le biciclette – restituiscono spazio e vivibilità.
Ma è soprattutto il rapporto tra mobilità attiva ed intelligente e salute ad essere sempre più centrale : favorire l’uso quotidiano della bicicletta costituisce un vero e proprio investimento.